Vuelve, fue lo que susurró en su oído,
vuelve, lo que pensó en el mismo momento en el que se fue,
vuelve, en cada segundo que estaba rota de nuevo,
vuelve y quédate.
Porque había sido estúpida,
porque había dejado lo mejor de su vida marchar,
porque ningún lazo estaba roto,
porque las olas siempre van a romper al mar,
oh, por favor, por favor, vuelve amada mía,
vuelve y aunque no merezca que me ames,
déjate amar.
Que sin tus palabras yo no escribo,
que sin tu gracia no respiro,
que sin tu existencia el Sol va a dejar de girar.
Vuelve amada mía,
que no sé yo si así un segundo más,
mi corazón podrá palpitar,
vuelve por los ángeles que me has enseñado,
vuelve por los demonios que hemos derrotado.
Vuelve y te lo pido así,
en el verso que me enseñaste a adorar,
vuelve con tu escritura grácil,
vuelve y déjate amar.
Vuelve aunque yo no sepa poesía,
porque la poesía en ti la sé encontrar,
vuelve como aquella que volvió de la muerte,
para a su rey y princesa al fin encontrar.
Vuelve por el Rey descorazonado,
que con su reino perdido aprendió a caminar,
vuelve por el ángel caído,
que a la lado de la que al infierno a uno mandó volvió a volar.
Vuelve por lo que desees,
pero vuelve,
que sin ti me voy a marchitar.
Vuelve.
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