domingo, 3 de enero de 2016

A los que ya no volverán

La decepción es constante, ante mí una lista de nombres tachados, las personas a las que no volveré a saludar o felicitar, aunque quizás les hable, en sueños, en cartas dirigidas pero que no será recibidas. Cada vez es una lista más larga, aunque nuevos nombres no dejan de aparecer, ¿equilibrio? No, no hay, tampoco importa, es un balance complejo, no basta con las idas y venidas, hay que contar lo que dejaron, ¿y qué dejaron? Sólo cuando se van lo puedo saber, como si de un cofre se tratase, aparece con su experiencia dentro y tarda un tiempo en ser absorbida. Sólo cuando nos despedimos lo vemos, y siempre hay una hora de despedirse de una vez.

El primero, que dejó demasiado y a la vez nada, tantas cosas que no se pueden calificar, daño con buenas intenciones, inútil al final, salvo en casos puntuales, casos hipócritas... Un cofre de imitación, el aprendizaje de unas bases para nada, para ser una burda copia, no quiero ser una copia, quiero ser mejor. El segundo, recuerdos con ponzoña, promesas rotas y una sarta de mentiras, desaparecido en combate, ahogado por sus palabras. Tanto mejor si algunos no vuelven, no debemos olvidar eso. El tercero, ni siquiera destacable, ¿qué hizo? Hablar y no decir nada, perder el tiempo, un lujo que se puede tener, pero en pocas ocasiones, no cuando se pide contundencia y se responde con acertijos. El cuarto y último, el peor de todos siempre, no por nada, por ser el más reciente, un cadáver fresco con la autopsia a medio terminar, un sueño estúpido e irreal, la repetición de un pasado. Hizo daño y se llevó ilusiones bajo un pretexto falso, ¿y si se te devuelve ese daño? Pero no hay ira, no hay maldad, no hay rencor ni odio...

Sentimientos, ¿dónde estáis? No siento nada por estas pérdidas y por eso algunos nombres están borrosos, dejé de escribirlos cuando dejé de saber quienes eran. Fantasmas que se han ido a otra parte, a asustar a otros, a llenar sus sueños y luego dejar las peores pesadillas. La historia de los mentirosos, la de los abandonos para otros, es una lucha compleja, aunque no sé si hay bien y mal, sólo hay seres, algunos brillan, otros no, algunos rompen, ninguno arregla. La soledad es lo que siempre va y vuelve, breves periodos, otros más largos, se pelea con la ilusión y la cabezonería. ¿Cuántos nombres tachados habrá la próxima vez?