viernes, 2 de septiembre de 2016

Matar una fantasía / Difusa realidad

Matar una fantasía
Vivir de la fantasía no es fácil, en ningún sentido, vivir en la fantasía o por la fantasía es mucho más complicado. Se puede pensar que matar la fantasía matará al artista que vive de, por y en ella, será un acto realmente doloroso quemar tu propia casa y que esas ideas, esos deseos jamás vean la luz. ¿Y entonces por qué hacerlo? Si las fantasías no son malas, si plasmarlas satisface la necesidad, pero la fantasía no es compatible con la realidad. Creamos lo que la realidad no nos puede dar, mas cuando vemos que la realidad puede llegar a concedernos algo... Debemos decidir, ¿lo expresaremos ante el mundo entero bajo la cortina del arte para que nunca sea una realidad o mataremos la fantasía y sus infinitas posibilidades para conformarnos con lo que la realidad nos dé? El deseo se inclina a ambos lados, pero depende de cuánto y cómo lo queramos para decidir qué matar, a infinita imposibilidad o lo mediocre posible.

Difusa realidad
La vida lo crea, mis palabras le dan forma, pueden ser deseos o aquello que deteste, es una realidad vista parcialmente pues el temor y el deseo la ocultan, pero es una realidad porque hasta eso es muestra. No oculto la necesidad humana de ocultar cosas, ni que incumplo mis principios al descubrirme y ponerme delante del arte. Es un arte egoísta. Habla de lo que yo quiero, cambia por mi toque, tiene miles de lecturas que ocultan la mía. Mi realidad es un sueño de palabras y aunque las dijese todas, algunas me dejaría. A veces expreso tanto, con tan poco, y otras necesito años, para decir lo más pequeño, quizás es que no lo quiero decir, quizás es que tengo miedo, quizás es que mi letra cambia según pienso. Me dirijo a todos y a nadie, a veces con el valor de decir "no es todos, no es nada, es alguien, eres tú o quizás deba ser yo". Es un terreno complejo por el que andar, teniendo cuidado o arriesgando puede que el resultado sea el mismo al final. Una realidad única, una realidad simple pero partida, un sueño real y una realidad soñada.

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