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martes, 4 de febrero de 2014

Hermany

Ella, sólo podía pensar en ella, pero ¿cómo no hacerlo cuando ella era todo desde aquella primera vez? Aquella vez… Quizás estaban en bandos opuestos en teoría, pero su corazón era puro y bondadoso cual ángel, aquella mujer alemana de la que casi no sabía ni el nombre, sólo una letra H, era su Diosa, por eso solía pensar en ella como en Hela, la Diosa del inframundo hija de Loki, mas con la gran diferencia de que ella no traía la muerte, sino la vida.

En mitad de una guerra sin sentido en la que él luchaba por la razón, por su creencia de que ningún hombre debía poner al resto de rodillas y menos asesinar a otros por ser diferentes, el destino había querido dotarle de la mayor fuerza para luchar por su vida y por sus ideas, de una mujer muy diferente a la mayoría. Ella no se preocupaba de su imagen, aunque para él siempre sería la más hermosa y cierto era que no necesitaba adornarse para estar a la altura de de las verdaderas Diosas. Aunque él estaba muy apartado de esa época su amor podía ser comparado con el de antiguo Renacimiento, aquel que estaba más allá de lo terrenal, porque ella… ¡Oh, ella que poseía más virtudes en uno de sus cabellos que el resto de los seres ante la vista de ese agraciado soldado! Ella era la bondad dotada de una ojos que parecían traspasar más allá de la vista y revelar la verdad, que sus cabellos podían iluminar la noche más oscura, ella que desobedecía a cualquiera por salvar la vida de otro niño… Porque sí, en medio de la Alemania nazi aquella joven que hubiese tenido tan simple seguir viviendo como respirar había decidido salvar a cuántos niños pudiese hasta que su hora llegase.

Ahora esa hora parecía estar cerca y había decidido huir junto a él, muy lejos, a Noruega, donde pudiesen tener una bonita casa en la montaña y vivir de la artesanía o de dar clases.

Todo aquello pasaba por su mente mientras la esperaba frente a un mar embravecido, el mismo que los separaba de su libertad y empezaba a dudar seriamente de que hasta el mejor barco de la Marina Británica pudiese cruzarlo, mas toda duda despareció al verla, aquel barco tendría que llevarlos y el tenía claro que haría lo imposible por ello. La joven se acercó y pronto estuvieron en el barco, un barco que nunca llegaría a su destino…


Y así pensaba en ella mientras se helaba, aún la retenía entre su brazos pese a que ella ya no estaba, lloraba amargamente y se dejaba arrastrar al fondo otra vez, ya no luchaba, no necesitaba la libertad tras haber escuchado de los labios de ella antes de morir la mayor sentencia de libertad que una persona es capaz de expresar “te quiero”.

lunes, 23 de diciembre de 2013

De libertad y ron

¿Ron? ¿Para qué quería el ron? ¿Para perderse el disfrutar de aquella mujer? Pero claro, ¿para qué quería el mujeres? No, él no era ese estereotipo de pirata pese a que lo fingiese, tampoco es que fuese gay, en ese sentido le daba igual, mas él... él era un pirata de los de verdad, de lo que iba en busca de la libertad en su barco, de los que luchaban por lo que consideraban suyo hasta la muerte, aunque obviamente nunca hubiese muerto, de los que no tenía reparo en lo que sufriesen los demás si tras ellos estaba lo que creía por derecho suyo... ¿dinero? ¿Joyas? ¿Haciendas? ¿Armadas? Pequeñas piezas de un todo, de la libertad, su única bandera y su única deseo que no le daban ni cien barriles de ron ni dos mil mujeres a sus pies, sino sólo una, la Reina de todas ellas por su belleza y su riqueza... la mar que surcaba en su barco.
Algún día se retiraría, sería su fin, solía pensar, puesto que una vez sin libertad la vida no es vida sino existencia y allí acabaría todo, su fortuna sin dueño como derecho ahora de otros piratas. Podría parecer el cadáver más rico del mundo y ser despreciable, pero sólo era rico por su libertad, por lo que todos le mancillaban y odiaban. Y él lo sabía, sabía que según muriese o incluso antes le atacarían, le matarían para quedarse con lo que otros consideraban su tesoro ganado a pulso cada vez que fregaban la cubierta, pero no temía ese día, estaría preparado cuando fuese necesario...
"¡Señor Jacobs! ¿¡Está demasiado ocupado pensando en irse a casa con su mami como para seguir fregando!? ¿Desea que se encargue otro mientras usted da de comer a los tiburones?" - Gritó el capitán desde lo alto mientras el grumete volvía a centrarse en su trabajo deseoso de acabar e ir a por una copa de ron, porque si no tienes libertad, siempre te queda olvidarte de ella en el alcohol -

A.N.: based in Francis Drake and Assassin's Creed IV: Black Flag.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Jean-Paul Marat

Biografía

Jean-Paul Marat (Boudry, Suiza, 24 de mayo de 1743 – París, Francia, 13 de julio de 1793) fue un científico y médico francés que realizó gran parte de su carrera en Reino Unido pero que resulta más conocido como activista, periodista y político durante la Revolución francesa. Se le identificó con el ala izquierda de la Revolución. Fue tan amado por los sectores más desposeídos de la sociedad como detestado por los aristócratas y burgueses. Para garantizar el triunfo revolucionario, estuvo a favor de medidas tan radicales como las llamadas Masacres de septiembre de 1792 de los “enemigos de la revolución” encarcelados. Fue miembro del partido de Cordeleros durante la Revolución francesa y ayudó a consolidar el Reinado del Terror elaborando las “listas negras” hasta ser finalmente apuñalado en su bañera por la girondina Charlotte Corday en 1793.


Relato sobre su vida en los acontecimientos más importantes

*5 de Mayo de 1789*

Estados generales, ja, generales de los privilegiados dirán –bramaba Marat al regresar a su casa tras acudir a la inauguración de los Estados Generales de Francia – ¿cómo el pueblo no se revela aún? ¿Cómo la gente soporta que unos rufianes vagos que se aprovechan de ellos les engañen así? ¿Cómo no ven que el voto por estamento les da la mayoría a los privilegiados y por ello lo apoyan? Esto no debería ser así, no señor… –Se sentaba en su escritorio dispuesto a redactar las injusticias que sus ojos habían presenciado ese mismo día, dispuesto a contarle al pueblo francés, aún poniendo en riesgo su vida, lo que aquél gobierno “parlamentario” pretendía hacer, así pues, se dispuso a escribir:

“Pueblo, vengo a contaros aquello que vuestros líderes ocultan, que vuestros representantes callan, vengo a contaros la verdad de eso a lo que llamamos parlamentarismo, la verdad de qué son los Estados Generales y si alguno de vosotros creía que era la libertad, sepa ya que estaba terriblemente equivocado. Porque no es parlamentarismo que se acalle la voz del pueblo diciendo que ya están representados, y no lo es puesto que los Estados Generales no son más que una mera cortina de humo, un entretenimiento, algo que daros a vosotros, compatriotas míos, para que creáis que tenéis voz allí, pero no la tenéis, no… El voto por estamento es lo que defienden, y es normal que lo defiendan, el voto por estamento que les da la mayoría a los privilegiados para hacer con vosotros lo que quieran, para aumentar impuestos, subir precios y demás sogas que atan a vuestros cuellos y aprietan sin dudar. Pero nosotros más, nosotros representamos la gran mayoría de este país, podemos, y debemos luchar por la libertad, y espero luchar, y morir, en el nombre de la libertad. Hablan de justicia y libertad, pero ¿para quién?”


*20 de Junio de 1789*

¡Al fin los Estados Generales serán en verdad de todos! – Pensaba sin ocultar su felicidad Marat corriendo hacia el Juego de Pelota donde había oído que estaban reunidos los representantes del pueblo llano en los Estados Generales y la parte baja del clero, escribiendo una constitución, consciente de lo que suponía ir decidió que su honor como periodista, pero sobre todo como ciudadano, hacía que debiese ir allí, dispuesto a no dejar palabra de aquella reunión sin escribir, y así lo hizo y publicó al día siguiente:

“Pueblo, por fin tendrás tu libertad y es motivo de júbilo y celebración, así pues no os sintáis mal por alegraros, por expresar vuestro apoyo, por gritar que viva la libertad, porque ayer se dio un paso más hacia ella y, aunque muchos más han de darse, todo necesita un comienzo, una Constitución, y eso es lo que tenemos ahora”
– Redactó en esa misma noticia los aspectos más importantes de la misma –


*14 de Julio de 1789*

Madre por favor, sólo iré a presenciar como toman la bastilla, no es un adiós – esas fueron las últimas palabras de Marat a su madre antes de partir hacia la Bastilla, la cual estaba siendo tomada, aunque temía por su vida su deber como periodista era informar. Aunque volvió algo herido apenas fueron unos raspones y dudó redactar ese mismo día la gran noticia que era que ya tenía con qué defender su Constitución:

“Pueblo, aquello de que la pluma vence a la espada es cierto, pero contra tiranos como esos no nos basta la pluma, no obstante ahora tenemos ambas, ¡tenemos la Bastilla! Tenemos con qué defendernos de sus ataques legales, pues tenemos una constitución, pero también de los físicos, no dudéis en protegernos, no sintáis que es un error, error fue dejarles mandar, error es que nos traten como perros cuando son ellos los únicos perros. ¡Por la libertad!”


*Las Masacres de septiembre de 1792*

– Tras una reunión del club de los Cordeliers junto con otras organizaciones secretas se acordó que como defensores del pueblo francés su deber era eliminar a aquellos que impedían la igualdad y libertad. Aquella noticia fue muy bien acogida por Marat, el cual conforme pasaba el tiempo era más sanguinario, apoyando las listas del Terror por las que controlaron a la población, para él el fin, el pueblo francés y su libertad, justificaba todo aquello, su objetivo era realmente claro, pero le cegaba del resto del mundo, lo cual hizo que se volviese descuidado y aún no sabía las terribles consecuencias de aquello –


*13 de Julio de 1793*

– Nada podría ir mejor para Marat y la revolución, con Luis XVI guillotinado parecía que ya estuviesen a punto de ganar, como periodista no ocultaba su nombre, pero tampoco era muy cuidadoso en su partido político y reuniones, era alguien conocido y realmente amado por sus seguidores, pero también odiado por sus opositores y empezaba a temer por su vida, así quedó reflejado en su última anotación en un diario personal:

“13 de Julio de 1793:
Empiezo a temer por mi vida, veo sombras en todas partes, en cada esquina, en cada plaza, en cada bar, en mi propia casa parezca que tengo todos los ojos en mí y esos ojos desean matarme, tal vez debí tener más cuidado, sólo espero que este no sea el error que ponga el último clavo a mi ataúd”



– Estaba nervioso aquél día, su caligrafía así lo dice, así pues se dispuso a tomar un baño, pero en aquél baño le aguardaba la muerte vestida bajo la piel de su amante, no tuvo ocasión de decir nada, no tuvo ocasión de defenderse de la girondina Charlotte Corday, como no tuvo ocasión de ver cómo su revolución triunfaba, como Napoleón convirtió Francia en una de las más poderosas naciones, sin duda eso hubiese dado otros grandes artículos escritos por Jean-Paul Marat, mas el pasado no puede cambiarse, lo que sí puede hacerse es no repetirlo, no caer de nuevo en los errores que llevaron a que una revolución fuese necesaria, a tantas muertes, batallas e injusticias como las que narró Marat, como las que le costaron la vida por defender lo que en verdad es el derecho de todo ser humano, la igualdad, la justicia y la libertad – 

A.N.: based in Jean-Paul Marat and an Assassin's Creed III comercial