jueves, 23 de julio de 2015

El fantasma de mis sueños

¿Eres tú? Qué tontería, si tú ya no existes. Una vez estuviste aquí, entre los mortales, como algo mucho más elevado, lo cierto es que siempre debiste vivir en el Olimpo, aquel que era tu hogar natural, a lo que podía llamar casa, con los que podías llamar hermanos. Una lástima que las historias nunca se detengan, un regalo en verdad. El tiempo que fuiste humano, ¿llegaste a sangrar? ¿A sentir? Un fantasma, una estatua griega, el David. No fuiste más que eso, algo con lo que soñar, que rozar con la punta de los dedos y jamás alcanzar. un sueño imposible, qué cruel fuiste en aquel momento. No existías, no eras nada, podías haber sido cualquier cosa y ni entonces me permitiste tocarte. Una presencia constante, te colaste en mi mente y te instalaste, ¿por qué? ¿Para qué? Ir a un lugar, a otro, sin dejar de verte, cegándome para que no viese el resto del mundo mientras este se caía a pedazos e intentaba herirme.

Te hiciste tan real, pudo tocarte, pude bailar bajo la luna contigo, pudo sentir el frío helado que desprendes junto al fuego, me dejé llevar por todas esas palabras, todos esos juegos de niños destinados a aprender, a fijarse, a crecer en aquella época. El dolor que vino después, la constante decepción que causa el genio perdido en las emociones, la dureza de tener que soportar los golpes por ambos. Tuve mi recompensa, no lo negaré, te arranqué tiempo y vida, casi te hice humano durante un segundo, al ese que fue el robot de frías emociones con algunos porque no podía enseñarlas mientras que casi caía en la locura.

Y luego te fuiste, y otro apareció. Aún más imposible, más perfecto, ¿eso existe? Pareció hacerlo durante un tiempo, con esas piezas tan bonitas de los rompecabezas que disfrutábamos tanto de resolver. ¿Y si se hizo real y no lo vi? Qué más da si me abandonó, se fue volando a un lugar tan lejano como pudo, los motivos, las situaciones. Lo quemé con todo y pese a todo aún me pregunto si fue real o una mera ilusión más, nada encaja del todo y podría perder la cabeza, que ella misma se aleje de mí, ¿dejará mi cabeza de apreciarme? No sé que le hice, quizás se cansó de pensar, de ser lógica, quizás quiera viajar y ver si encuentra sus estatuas, sus figuras perfectas que ni existen ni se dejan tocar. ¿Por qué no apareciste después? Creía que lo volverías a hacer, que no me abandonarías de una forma tan cruel y ruin, que estarías aquí cuando necesitase de nuevo tu ayuda, ¿no era ese el trato, compañero de viaje? Con un título más elevado de lo esperado y te vas igualmente, ¿qué me hubieses dicho ahora? ¿Qué historia contarías de tu infinita juventud?Recuerdo parte aún, pero a dejado de sonar igual, ya no hablas por las noches fantasma, ya no recuerdo de qué forma articulabas tus mensajes, tu calma eterna, lo cierto es que te extraño y me has abandonado. Igualmente cada historia sigue hasta su fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario