jueves, 5 de junio de 2014

Love was never an option (el amor nunca fue una opción)

Me niego, así de simple, así de directo. Me niego en cuerpo y alma a sentir una sola vez más eso, algo como eso, esa emoción, ese vértigo, ese placer, ese dolor, eso que algunos dicen que lo mejor de la vida y que nos hace vivir, eso... que para mí es sólo algo del pasado.

No es sólo por lo que sea, lo que signifique, por las complicaciones, es una razón más allá de lo filosófico y lo personal, es algo que simplemente no puedo permitir que ocurra. Si en mi deber está mirar por los demás, ser aquella persona que arregle años en meses, arreglar pequeños mundos y hacer que el Sol brille una vez más no podrá coexistir con algo tan terrible para el alma como eso sin acabar en un dolor fatal.

Pero y a la vez que digo esto me planteo si acaso no será lo que falte para tener control total de mi potencial, lástima que nunca lo sepa, lástima que nunca lo sienta, pero simplemente es así, no puedo hacer más que dejarlo ir, surcar el mundo en solitario y jamás ver una amanecer en un verde que jamás seré capaz de expresar ni aunque tenga el poder de aquel Dios que controla las palabras a placer. Somos lo que somos por las cosas que hacemos, pero aún más por las que no hacemos. Hoy soy libre, hoy soy yo y puedo pensar en los demás, de hacer esto estaría atada de nuevo y ciega, en la oscuridad, donde sólo el frío alcanza a recordarte que vives, que existes, pero no más, la vitalidad se funde en la sombra y el pesar gana el placer, dejas a la gente sin guía y tú también te pierdes. ¿Entiendes? Jamás podría hacer eso, a mí, a mis responsabilidades, aunque eso me niegue aquello que haga que por una vez me arregle a mí o quien me ayude o quien... todo. Es una precio que pagamos por lo que deseamos, un precio que nunca me asustó, no es algo que me duela, es algo que no quiero pasar, pues aún en la peor situación sé que la magia nunca abandonará mis dedos mientras pueda tocar el cielo libremente y que podré volver al instante exacto de conocerte, no sufro por lo que pasará ni por lo que no paso, simplemente no puedo sufrir si quiero que los demás vivan.

Quizás nadie más me entienda y ya he aceptado que nacemos solos y morimos solos, quizás acabo de entender aquella película que debería volver a ver, hay tantas cosas que ya sé, pero más por descubrir, quizás que todo estaba mal, pero la razón no me ha abandonado aún más decirme que cosas jamás hacer y a cuales lanzarme sin respirar, es simple no hacer, no dar, pero ¿no amar? No hay peor castigo que dotar a un ser del don de expresar las cosas más bellas e imponerle la prohibición de hacerlo, ¿y si quizás es esto lo que hace que todo sea lo que es y está bien? Nunca se sabe el buen camino hasta que se coge ese o el malo, pero no podemos cerrar los ojos a la nada, dormirnos, dejarnos llevar por las buenas o malas lenguas, elegimos, fallamos, acertamos, pero hay cosas que haríamos una y otra vez igual... Aquellas que se tienen tan claras no cambian, pero... quizás no tenga esta tan clara.

No es lo que vivimos, es lo que después nos da de sí, lo que digan las serpientes y las risas de los amigos, creo que es fácil entender que sin ser opción no quiere decir que no exista, salvo que no se elige, que este papel no dice nada, que las palabras ya han desaparecido en el viento y he malgastado el tiempo. No me arrepiento. Hablamos todo el día, no cesamos de comunicarnos, ¿y con nosotros cuando hablamos? No tenemos nada que decirnos, ahora sólo importa aquel o tal, pero me aburre, quiero la libertad, quiero cometer errores... y eso no cambiará quien soy.

Sí, ahora lo veo, ahora vivo.

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